En el mundo del maquillaje, pocas tendencias han causado tanto revuelo como el glass skin o efecto "piel de porcelana" . Esta técnica, inspirada en la belleza coreana, busca una piel luminosa, tersa y tan suave que parece casi vidrio. Pero no se trata solo de brillo: es una combinación de preparación, hidratación y un maquillaje ligero que realza lo natural.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL EFECTO "PIEL DE PORCELANA"?
Es un acabado jugoso, radiante y fresco, donde la piel se ve saludable, sin imperfecciones visobles y con una luz propia. No es un look recargado, ni mate, ni excesivamente brillante. Es ese punto perfecto entre hidratación, uniformidad y luminosidad.
¿CÓMO SE CONSIGUE?
Aunque cada piel es única, estos son los pasos clave:
1.- Cuidado previo de la piel:
El glass skin empieza mucho antes del maquillaje. Una rutina de skincare constante es imprescindible.
- Limpieza suave.
- Exfoliación 1-2 veces por semana.
- Sérum hidratante (preferentemente con ácido hialurónico).
- Crema ligera que aporte luminosidad.
- Protección solar diaria.
2.- Preparación antes del maquillaje:
Usar una prebase o primer hidratante y luminosa. Evitar las que matifican, ya que apagan el efecto deseado.
3.- Base ligera y jugosa:
Elegir una base fluida , de cobertura ligera media, con acabado satinado o glow. Mezclarla con una gota de iluminador liquido puede potenciar el efecto.
4.- Correcciones puntuales:
Usar corrector solo en zonas necesarias: ojeras, rojeces o pequeñas imperfecciones. La clave es no saturar la piel.
5.- Iluminador estratégico:
Aplicarlo en puntos altos del rostro: pómulos, puente de la nariz, arco de Cupido y parte alta de las cejas. Mejor si es en crema o líquido para mantener la textura natural.
6.- Rubor en crema o gel:
Aporta un rubor suave y natural. Los tonos melocotón y rosados suelen favorecer mucho este estilo.
7.- Cejas y labios naturales:
Cejas peinadas con gel y labios con efecto "jugoso" usando tintes, gloss o bálsamos con color.
¿PARA QUIÉN ES ESTA TÉCNICA?
¡Para todo tipo de pieles! En pieles maduras, se recomienda cuidar la textura de los productos (evitar excesos de polvo) y priorizar fórmulas hidratantes. La clave está en trabajar bien la preparación para un acabado natural y luminoso.