En este post os voy a
enseñar como hacer vuestro propio tratamiento casero de vendas
frías para la celulitis, una
técnica muy eficaz utilizada para reducir la celulitis y
mejorar los síntomas de las piernas cansadas. Este tratamiento es completamente natural.
A no ser que se trate de un
gabinete de estética natural, la mayor parte de los tratamientos estandarizados
de vendas frías para la celulitis utilizan
un líquido de compuestos químicos que es el responsable de enfriar el tejido y
restaurar las zonas inflamadas. En este caso, os propongo una versión casera
igual de eficaz pero completamente natural.
¿CÓMO ACTUAN LAS VENDAS
FRIAS SOBRE LA CELULITIS?
Ni que decir tiene que el
primer tratamiento que debemos llevar a cabo para eliminar la celulitis es
adoptar unos hábitos de vida saludables, con una alimentación equilibrada y ejercicio moderado y diario.
Pero, a modo de complemento, existen terapias alternativas como las vendas frías para la celulitis que nos ayudan a acelerar el proceso.
Cuando existe una zona de
nuestro cuerpo altamente congestionada por grasas y
productos de deshecho, ni el sistema circulatorio ni el linfático son
capaces de limpiarlo en profundidad, a no ser que les ayudemos con un pequeño
empujón.
Cuando proporcionamos calor al cuerpo, los conductos se dilatan y favorecen el
torrente de riego sanguíneo que, de alguna manera, limpia las impurezas. Esta dilatación provoca una pequeña inflamación de la zona. Si tras el
calor aplicamos frío a través de las vendas, conseguiremos vaciar la sobrecarga de circulación
descongestionando las zonas inflamadas, ya limpias de productos de deshecho
gracias al torrente previo de sangre y oxígeno. Con esto no quiero decir que en
una sola sesión se eliminen esos elementos de deshecho, pero con una buena
alimentación, un poco de ejercicio y unas cuantas sesiones de vendas frías
consecutivas, sí podréis lograrlo.
¿CÓMO PREPARAR LAS VENDAS
FRIAS PARA LA CELULITIS?
Lo primero que debéis hacer
es comprar en la farmacia un par de vendas anchas y largas, al menos lo suficientemente largas como para que os
cubran las piernas en forma de vendaje sin dejar espacios al aire libre.
Lo siguiente será preparar el ungüento que os proporcionará frío. Para ello necesitareis los siguientes materiales y
utensilios:
- Un cuenco y una cuchara de madera.
- Arcilla blanca.
- Aceite esencial de menta.
- Aceite esencial de geranio.
- Aceite esencial de ciprés.
Antes de realizar la mascarilla, probar a poner
una gota de cada aceite esencial mezclado con un poco de aceite de oliva directamente sobre la piel del antebrazo y
esperar unas horas para comprobar que no se irrita y que no tenéis intolerancia
o alergia a
ninguno de los aceites. Luego, siguir los siguientes pasos:
- Mezclar
en el cuenco dos cucharadas de arcilla (o
la cantidad que necesitéis dependiendo de la amplitud de la zona que
queráis tratar) con agua hasta que consigáis una consistencia de
mascarilla, homogénea y cremosa. Rectificar cuanto necesitéis, teniendo en
cuenta que la arcilla espesa y el agua diluye.
- Añadir 15 gotas de aceite esencial de menta, 3 de geranio y 5 de
ciprés.
- Remover bien para que se mezclen los ingredientes.
CÓMO APLICAR LAS VENDAS FRIAS
Para que sean verdaderamente eficaces, lo mejor es
proporcionar calor de manera previa para que los conductos se dilaten y la
sangre oxigene la zona y la linfa depure los elementos de deshecho acumulados
entre las células y los devuelva al torrente para ser expulsados.
- Para
proporcionar calor tenéis dos opciones:
Realizar un automasaje en la zona
hasta que notéis que se ha calentado al contacto con la piel. Esta opción es la
más idónea, ya que el masaje no solo proporciona calor, sino que estimula la
movilización de los tóxicos en esas zonas congestionadas y deshace las concentraciones
de grasa
Pero si os da pereza o no tenéis tiempo, también podéis
entrar en la ducha y aplicar agua bastante caliente por las piernas durante
unos minutos. No tendrá el mismo efecto que el masaje pero al menos se
dilatarán los conductos favoreciendo el riego sanguíneo.
- Una vez
finalizada la fase de calor, aplicaremos
el frío de la siguiente manera:
- Entrar en la ducha para aseguraros de no
ensuciarlo todo, o cubrir la zona del suelo antes de empezar el
tratamiento.
- Aplicar la mezcla de arcilla y aceites esenciales por toda la
pierna sin dejar ningún hueco vacío.
- Mojar las vendas completa y abundantemente y
enrollarlas en forma de vendaje empezando por el pie y terminando cerca de
las ingles.
- Túmbaros en la cama o en el sofá y reposar durante media hora.
Poco a poco la acción de la
arcilla y de los aceites esenciales irán haciendo efecto y notaréis una fuerte sensación de frío que
despejará los canales conductores y aliviará el peso de las piernas, depurando las zonas más congestionadas y ayudando a eliminar los productos de deshecho. Si
no notáis demasiado frío, probar a añadir más gotas de aceite esencial de
menta, teniendo siempre mucho cuidado de no excederse y añadiendo pequeñas
cantidades poco a poco en cada sesión.
La forma más eficaz para
conseguir resultados es hacer este tratamiento de manera diaria, o cada dos días, durante todo el tiempo que sigáis la dieta o que queráis bajar de peso
y reducir la
celulitis.
CUIDADO CON EL USO DE LOS
ACEITES ESENCIALES.
Tener siempre mucho cuidado al manipular los aceites esenciales, ya que son sustancias muy
concentradas que pueden irritar la piel. Consultar el post -precauciones en el uso de los aceites esenciales- para más seguridad. Cada
persona y cada planta son diferentes; hay personas a las que no les afecta y
otras a las que puede causar distintos trastornos. Manipular las sustancias
naturales con cuidado. ¡Siempre!
LA GRASA.
Me gusta insistir en que
todos tenemos instalada en la mente la idea de que la celulitis es
grasa y que la grasa es mala.
Pero es que hay distintos tipos de grasas.
Efectivamente las grasas saturadas no son
nada saludables y se depositan en el organismo creando abultamientos, pero no
hemos de olvidar que, junto a las grasas, también se estancan otro tipo de
sustancias tóxicas que
provienen de diferentes productos (cosmética e higiene, alimentos ricos en
aditivos químicos, etc.) y que quedan
acumulados en distintas partes del organismo como productos de deshecho de los
cuales el cuerpo no ha podido desprenderse.
En cambio, los ácidos grasos
poliinsaturados presentes en alimentos como los aceites vegetales, las almendras y otros frutos secos, las semillas de sésamo o los pescados azules,
son tremendamente beneficiosos para el organismo y no solo no nos engordan,
sino que ayudan a nuestras células a regenerarse con eficacia y mantienen
nuestro sistema circulatorio y nuestro sistema inmunológico a raya.