El chitosán vegetal posee
una composición y unas propiedades muy similares a las del chitosán de crustáceos, siendo 100% vegetal. Se obtiene completamente de vegetales, algunas variedades
de seta y hongos. Supone una alternativa no animal y menos
alergénica que el chitosán marino.
Es la opción ideal para
aquellas personas
alérgicas al marisco. Su
composición contiene un polímero similar
a la celulosa, derivado de la
glucosalina, muy rico
en
fibra y que nuestro organismo no digiere, siendo expulsado
igualmente por las heces.
Tiene una alta tasa de
disolución, una densidad elevada y un menor peso molecular, lo que lo hace
hasta cuatro veces más
potente a la hora de atrapar
grasa, que el
quitosano convencional, siendo capaz de retener mucha más cantidad.
Por lo demás, las propiedades y beneficios que el chitosán vegetal
nos puede aportar, son los mismos que la versión fabricada a partir del
caparazón de mariscos, ya que su funcionamiento y su manera de interactuar con
nuestro organismo son similares.
Respecto a las contraindicaciones del chitosán vegetal,
es evidente que ya no supone un riesgo para aquellas personas que sufren de
alguna intolerancia o alergia al marisco, por lo que si el chitosán
convencional tenía pocas contraindicaciones, esta variedad tiene aún menos.
Hay que tener en cuenta, eso
si, que el chitosán vegetal es más
potente que el chitosán convencional, por lo que con menos
cantidad lograremos el mismo resultado. Es importante tener en cuenta las
indicaciones del prospecto en cuanto a la cantidad recomendada a consumir, ya
que una cantidad superior a la recomendada puede ocasionar una sensación de hinchazón
o pesadez de estomago, debido a que al
absorber
grasa, aumenta mucho su
volumen.
Tomado en su justa medida, su
aumento de volumen tiene un efecto
saciante y no presenta ninguna contraindicación conocida,
resultando un complemento alimenticio a
tener en cuenta en nuestra dieta.