¿QUÉ ES LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS?
Entre un 65 y un 70% del nuestro cuerpo es agua: dos
terceras partes de ese porcentaje se encuentran en el interior de las células y
se denomina, (líquido intracelular), y el resto está en el exterior (líquido
extracelular), ya sea en los vasos sanguíneos (plasma), o entre las células
(líquido intersticial).
Para mantener este equilibrio, el organismo dispone de un
sistema que regula la filtración y la reabsorción de agua entre los vasos,
tejidos y espacios intersticiales. Este sistema se basa en la presión osmótica
(que tiende a conducir el agua más concentrada, que se encuentra en el centro,
hacia la menos concentrada) y en la presión hidrostática (generada por el
sistema cardiovascular). Sin embargo, a veces este sistema falla y el agua que
se infiltra en los tejidos queda ahí acumulada: y eso es lo que se denomina
retención de líquidos.
CAUSAS DE LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS.
Las causas de la retención de líquidos son múltiples y
pueden variar de una persona a otra. Pero las principales causas son:
El calor, que dilata los vasos
sanguíneos y los deja más porosos, lo cual favorece la salida del agua de los
vasos e impide que los tejidos puedan absorberla.
La inmovilidad prolongada, ya sea
sentado o de pie.
Una alimentación rica en sal y/o pobre
en proteínas.
Un desequilibrio hormonal, durante el
embarazo, los días previos a la menstruación o a la menopausia.
Ciertos medicamentos, en particular los
corticoides, los antihipertensivos, los tratamientos neurolépticos y los
tratamientos hormonales.
Ciertas enfermedades: la insuficiencia
venosa, renal o cardíaca alteran el sistema de regulación de fluidos y provocan
edemas más o menos graves.
Una mala circulación sanguínea, que
impide el proceso de absorción de líquidos.
SÍNTOMAS.
La retención de líquidos se manifiesta por una hinchazón
de los tejidos. Afecta, en general, a los pies, los tobillos y las piernas: si
veis que aparece una especie de bolsa que os presiona la tibia, significa que
retenéis líquidos. En ciertos casos, este edema también puede afectar al
vientre o al rostro, sobre todo, durante el periodo premenstrual, ya que en
este periodo las mujeres tienen el vientre inflamado y sufren hinchazón
abdominal, o como efecto de ciertos medicamentos (en especial los corticoides),
que dan ese aspecto de hinchazón.
Otro síntoma característico de la retención de líquidos: es
un aumento de peso rápido e inexplicado, hasta 3 kilos en 24 horas. No son
kilos que se hayan acumulado por haber hecho algún exceso alimenticio, sino de
una fluctuación evidente de peso en apenas 24 horas sin haber modificado la
alimentación.
¿QUÉ TRATAMIENTOS EXISTEN?
Sin tener en cuenta las causas patológicas, el
tratamiento para la retención de líquidos se basa, esencialmente, en tomar
medidas higieno-detéticas.
Factores alimenticios.
A nivel alimenticio, las personas que padecen estos
edemas deben tomar ciertas medidas, según la causa de la retención:
Si la retención se debe a un exceso de
sal, conviene reducirlo y evitar, sobre todo, los productos en conserva, los
embutidos, los quesos curados y ciertas aguas con gas.
Si el consumo de agua es insuficiente,
hay que aumentarlo bebiendo todo tipo de líquidos (agua, té, sopa), consumiendo
alimentos ricos en agua (alcachofa, col, espárrago, sandía, pepino, zanahoria,
lechuga) y en potasio (legumbres, cereales, germen de trigo y levadura).
Se debe vigilar y no limitar demasiado
el consumo de proteínas, que debe ser suficiente para asegurar una buena
reabsorción del agua de los tejidos a los vasos sanguíneos, son muy
aconsejables, las nueces, almendras y cereales complejos ya que son una gran
fuente proteica y, además, sacian el apetito.
Ciertos alimentos como: la piña, la
papaya, el pomelo, la endivia, los espárragos, el apio o la alcachofa son
excelentes diuréticos.
Es aconsejable dividir las comidas en 5
tomas para estabilizar la glucemia y evitar que el organismo sustituya el
azúcar de las células por agua.
Si la retención de líquidos se debe a
una fragilidad de los capilares, el consumo de frutos rojos, cítricos y té
verde, ricos en vitaminas E y P, permite reforzar la pared.
Para mejorar el retorno venoso, es
recomendable practicar una actividad física y evitar estar sentado o de pie
durante mucho tiempo.
En la cama, levantar las piernas reduce
el riesgo de edema en las extremidades inferiores.
Evitar la exposición al calor.
FACTORES POSTURALES Y MEDIOAMBIENTALES.
También se aconseja un drenaje linfático, ya que la red
linfática compensará la debilidad de la red venosa. El drenaje puede ser pasivo:
en este caso se trata de un masaje realizado en un centro especializado por un
terapeuta; o activo, en cuyo caso se realiza tras una actividad física y se
trabajan los músculos profundos. En caso de retención de líquidos es
recomendable, sobre todo, la natación, ya que ejerce un masaje muy suave y hace
trabajar todos los músculos de las piernas.
¿QUÉ SON LOS DIURÉTICOS?
Los diuréticos son medicamentos o substancias naturales
de origen vegetal que actúan en el riñón y, por lo tanto, aumentan la cantidad
de orina expulsada.
Los drenantes, ligeros y naturales, no
suponen ningún riesgo y ofrecen resultados muy buenos, la hamamelis, la viña
roja, la castaña de la India o el fragón. Se pueden adquirir en forma de
complementos alimenticios o a granel, en farmacias o tiendas ecológicas.
“Los medicamentos diuréticos, en cambio,
no son tan recomendables”. Estos medicamentos pueden dañar los riñones y
provocar fugas de potasio potencialmente peligrosas, ya que exponen al cuerpo a
un riesgo cardiaco real. Este tipo de medicamentos está reservado a personas
cuya retención de líquidos se debe a una patología grave, como insuficiencia
cardíaca, renal o hepática.
CUANDO DEBEREMOS PREOCUPARNOS.
La aparición repentina de un edema debería preocupar a
cualquiera, ya que puede tratarse de una flebitis. La flebitis es un coágulo de
sangre que bloquea la circulación sanguínea (trombosis venosa profunda). Suele
aparecer, sobre todo, en las extremidades inferiores (pantorrillas) pero
también puede afectar a otras venas del organismo. Si este coágulo se mueve por
la circulación sanguínea, podría alcanzar el corazón y taponar la arteria
pulmonar, provocando así una embolia pulmonar. Los síntomas que os deben
alertar son la repentina aparición o evolución del edema, su disimetría y los dolores
que pueden acompañarla.
La retención de líquidos también es algo habitual en el
embarazo. En la mayoría de casos es fisiológica y multifactorial. Hay que
preocuparse cuando los edemas aparecen o crecen de una forma exagerada en pocas
horas, ya que podría ser el síntoma de una enfermedad hipertensora del
embarazo, como la pre-eclampsia. En ese caso, hay que acudir al médico
urgentemente, ya que la salud de la madre y del bebé estaría en riesgo.