Muchas veces utilizamos
cremas y otros productos de belleza por inercia, sin saber realmente cuáles son
sus propiedades y lo que conseguiremos con ellos. Hemos oído muchas veces que a
partir de una cierta edad, es necesario un complemento para nuestra crema
hidratante diaria, el sérum.
El Sérum (que en realidad
quiere decir suero), es un producto cosmético que se caracteriza por estar más
concentrado. Sin embargo y a pesar de su concentración en productos activos su
textura suele ser bastante ligera. Pero gracias a esta concentración es a su
vez más efectivo, ya que no produce un efecto superficial en la dermis, sino
que es capaz de llegar a las capas más profundas de la piel, reparando en
profundidad. Es una ayuda ultraconcentrada.
El sérum es imprescindible
usarlo a partir de una cierta edad, que se sitúa generalmente alrededor de los
treinta años que es cuando la piel requiere más cuidados específicos. En
cualquier caso, todas notamos en algún momento que la crema que usamos
diariamente se queda corta y que nuestra piel está pidiendo algo más, pues
bien, ese el momento en que debemos introducir el suero en nuestra rutina de
cuidado diario.
¿CÓMO Y CUÁNDO APLICARLO?
El Sérum debe ser un plus a
vuestra crema hidratante habitual y su aplicación debe ser anterior a la crema
por la mañana y también por la noche. Debemos aplicarlo en el rostro, pero
también en cuello y escote y la piel habrá de estar perfectamente limpia antes
de proceder a su aplicación. Y por
supuesto debemos evitar el contacto con los ojos.
Si queremos ir algo más rápido podremos también mezclarlo con la crema y proceder a aplicarlos juntos.
El sérum no hidrata, por
ello es fundamental que siempre se aplique en combinación con la hidratante
habitual. Es con esta sinergia entre ambos productos como podremos obtener
buenos resultados.
Además hay que tener en
cuenta que los sueros no suelen llevar SPF o protección solar por lo que si
queremos que nuestra piel esté protegida ante las agresiones externas, será
necesario que apliquemos nuestra crema hidratante a continuación.
Debido a la textura ligera
que suelen tener, su aplicación es muy fácil y suelen ser absorbidos muy bien
por la piel, sin dejar sensación grasa.
Al estar muy concentrados no
es necesario aplicar gran cantidad, bastará con dos o tres gotitas para que
haga su efecto.
CLASES DE SUEROS
Al igual que las cremas, los
sérums están destinados a finalidades concretas, por ello:
habrá sérums hidratantes,
reparadores, antiarrugas, regeneradores, despigmentantes, con efecto lifting…
Lo que habremos de hacer es encontrar aquel que más se adecué a las
características de nuestra piel.
Como regla general, entre
los veinte y los treinta podremos usar un sérum que sea simplemente hidratante.
A partir de los treinta es recomendable
que el sérum aporte firmeza y también luminosidad.
Pasados los cuarenta será
necesario que sea efectivo contra los signos visibles del envejecimiento de la
piel como son las manchas y arrugas.
Cumplidos los cincuenta
habrá de tener un efecto remodelador que ayude a la recuperación del contorno
facial y evite la flacidez.
EFECTO BÓTOX
En la actualidad es un
producto cosmético que es usado contra las arrugas faciales. En realidad se
trata de una toxina, la toxina botulínica que es elaborada por una bacteria. Lo
que produce es una parálisis muscular en grandes dosis, en la concentración que
puede haber en un cosmético, que siempre es en cantidades diluidas, lo que
provoca es un efecto tensor inmediato de la piel. Generalmente se aplica
inyectándose en el rostro. El efecto es inmediato, pero también temporal y sólo
dura entre tres y seis meses.