¿Sentís dolores por todo el cuerpo o en ciertas zonas más
específicas? ¿Os sentís fatigados, cansados, con mucha falta de energía la
mayoría de las veces? ¿Os es difícil ser más productivos por la misma razón? ¿Padecéis
de problemas digestivos? ¿Tenéis niebla cerebral? ¿Os es difícil recordar cosas
o manteneros concentrados en vuestro trabajo? ¿De pronto sentís ansiedad? ¿Sentís
estos y otros síntomas más que no sabéis explicar? Quizás estéis padeciendo la
hoy en día, un poco más reconocida fibromialgia.
QUE ES LA FIBROMIALGIA:
La fibromialgia es un síndrome asociado a dolor
generalizado, crónico e incapacitante. Las personas con fibromialgia padecen
dolor muscular y también en cuello, espalda y hombros. Duermen mal y cuando se
levantan o después de estar sentados períodos largos de tiempo, están
anquilosados durante un rato. La intensidad y localización del dolor y el grado
de fatiga puede variar día a día y empeorar en situaciones de exceso de
ejercicio o de estrés. Aunque se habla poco de ella, la fibromialgia es un
trastorno relativamente común que afecta más a mujeres que a hombres, afectando
más a personas de mediana edad.
El dolor, la fatiga y otros muchos síntomas asociados a
la fibromialgia pueden provocar frustración. Estos síntomas pueden llegar a
deprimirnos aunque no causan inflamación o daño visible en los tejidos
afectados. El dolor y los síntomas van y vienen aunque no progresan causando
una enfermedad ni tampoco remiten con el tiempo. Anteriormente, se les solía
decir que no pasaba nada malo y que "todo estaba en la cabeza" o que
los síntomas se debían a estrés o depresión. Aunque en algunas personas la
fibromialgia se asocia a cierto grado de depresión, no es ésta la causante de
la enfermedad.
Algunos investigadores piensan que estos síntomas pueden
deberse a trastornos del sueño, mientras que otros creen que la fibromialgia
está causada por un microorganismo. Otros sospechan que la causa puede ser una
alteración del metabolismo músculo-esquelético o una hiperreacción crónica del
sistema inmune. Muchos investigadores creen que la base del problema en la
fibromialgia está "todo en la cabeza", en el sentido de que no se
debe a una depresión o a estrés, sino que puede más bien deberse a una
alteración en el procesamiento del dolor o a cambios en los neurotransmisores
del cerebro. Aunque las respuestas a qué es lo que está causando esta
enfermedad pueden tardar años en obtenerse, los médicos ya son capaces de
identificar a las personas con fibromialgia y pueden ayudarlas a llevar una
vida relativamente normal.
Estos síntomas pueden deberse a trastornos del sueño,
mientras que otros creen que la fibromialgia está causada por un
microorganismo. Otros sospechan que la causa puede ser una alteración del
metabolismo músculo-esquelético o una híper-reacción crónica del sistema
inmune. Muchos creen que la base del problema en la fibromialgia está
"todo en la cabeza", en el sentido de que no se debe a una depresión
o a estrés, sino que puede más bien deberse a una alteración en el
procesamiento del dolor o a cambios en los neurotransmisores del cerebro también
se cree que existen factores genéticos y ambientales, y que hay algo que actúa
como desencadenante en aquellas personas con predisposición a sufrir esta
enfermedad. Algunas familias tienen una alta incidencia de esta enfermedad.
Algunos casos parecen empezar tras un trauma físico o una enfermedad grave,
mientras que otros surgen sin ningún desencadenante aparente.
Hoy por hoy los médicos ya son capaces de identificar a
las personas con fibromialgia y os pueden ayudar a llevar una vida
relativamente normal.
SÍNTOMAS:
Existe una gran variedad de síntomas asociados a la
fibromialgia, pero esta enfermedad casi siempre empieza con un dolor crónico
generalizado y dolor a la palpación en áreas concretas del organismo conocidas
como "puntos sensibles". Muchas personas con fibromialgia tienen un
cierto grado de fatiga y duermen mal (con interrupciones del sueño).
Otros síntomas frecuentes son:
Rigidez muscular, especialmente por la
mañana y tras estar sentado un periodo de tiempo prolongado.
Depresión y ansiedad.
Dificultad para dormir.
Dificultad para concentrarse, lapsus de
memoria.
Dolores de cabeza.
Menstruaciones dolorosas.
Hormigueo y entumecimiento de manos y
pies.
También se pueden presentar los siguientes síntomas:
Dolor torácico, arritmias cardíacas, dificultad
para respirar.
Estreñimiento.
Diarrea.
Dificultad para tragar.
Mareos, problemas de equilibrio.
Sequedad ocular, dificultad para enfocar.
Sequedad bucal.
Calambres, dolor abdominal, gases.
Ardor de estómago.
Síndrome de colon irritable.
Piel seca, enrojecida, que pica.
Edema localizado (dedos hinchados)
Hipotensión ortostática (disminución de
la presión arterial al levantarse)
Relaciones sexuales dolorosas.
Dolor pélvico.
Síndrome de las piernas inquietas y
movimientos de las extremidades durante el sueño.
Rinitis consistente en una congestión
nasal y dolor en los senos nasales (pero sin ser producido por una alergia)
Hipersensibilidad a la luz, al ruido, al
tacto, a la temperatura y a los olores.
Sensibilidad a los medicamentos (mayor predisposición
a sufrir efectos secundarios)
Disfunción de la articulación temporomandibular,
dolor en la articulación de la mandíbula y en los músculos que lo rodean.
Irritación, y aumento de la frecuencia
urinaria.
La fibromialgia combina con muchas otras enfermedades
crónicas como el síndrome de fatiga crónica, la artritis reumatoide, el
síndrome de Sjögren, las enfermedades tiroideas, la esclerosis múltiple y el
lupus. Los síntomas de estas enfermedades pueden mezclarse con los asociados a
la fibromialgia y de esta manera dificultar el diagnóstico.
PRUEBAS PARA DETECTAR LA FIBROMIALGIA
Actualmente no existe ninguna prueba específica que
permita diagnosticar la fibromialgia. Este síndrome suele diagnosticarse a
través de la historia médica, descartando enfermedades que puedan mimetizar o
exacerbar la fibromialgia.
Para diagnosticar la fibromialgia se seguirán los
siguientes criterios:
Una historia de por lo menos tres meses
de dolor crónico generalizado en los cuatro cuadrantes del organismo, cuadrante
superior derecho e izquierdo y cuadrante inferior derecho e izquierdo, dolor en
el esqueleto axilar (cervical, en la columna y/o en el pecho)
Dolor en 11 de los 18 puntos sensibles,
medidos a la palpación utilizando un peso de 4 Kg.
Estos criterios se desarrollaron principalmente con
finalidades de investigación y por ello existe cierta controversia en cuanto a
su uso clínico. Es posible que una persona no cumpla los criterios en el
momento en que se la examina, ya que los síntomas pueden fluctuar y ser
intermitentes. Por este motivo, se revisaron los criterios diagnósticos de la
enfermedad en el año 2010 que fueron provisionalmente aceptados.
Los criterios diagnósticos propuestos evalúan la
localización y la gravedad del dolor y no se centran tanto en la existencia de
puntos especialmente sensibles al dolor. Así, se consideraría que una persona
padece fibromialgia si se reúnen las siguientes condiciones:
Presencia de síntomas sin que varie su
gravedad durante por lo menos tres meses.
No existe ninguna otra enfermedad o
trastorno que pueda justificar el dolor.
PRUEBAS DE LABORATORIO:
Las pruebas de laboratorio son útiles para diagnosticar
aquellas enfermedades que presentan síntomas similares a fibromialgia y para
identificar enfermedades que pueden convinar con la fibromialgia, como la
artritis reumatoide, el síndrome de Sjögren, las enfermedades tiroideas y el
lupus.
Las pruebas generales que suelen solicitarse son:
Panel metabólico completo - para
determinar electrolitos, proteínas, función hepática y renal, calcio y glucosa
Hemograma - para detectar si existe
anemia o cualquier anormalidad de hematíes o glóbulos blancos (leucocitos)
TSH (hormona estimulante del tiroides)
y/o diversas determinaciones tiroideas puesto que el hipotiroidismo puede tener
síntomas similares a la fibriomialgia
ANA (anticuerpos antinucleares) para
descartar otras enfermedades autoinmunes
CK (creatina quinasa) para descartar
enfermedades que cursan con dolor o debilidad muscular
El médico tendrá en cuenta los resultados de estas
pruebas y los interpretará junto con la historia médica (incluyendo
antecedentes familiares y factores de riesgo de otras enfermedades) y la
exploración física. En función de lo que observe, se pueden solicitar otras
pruebas adicionales.
Existen algunas pruebas de laboratorio muy específicas
como la determinación de la sustancia P (un neurotransmisor que indica la
capacidad del cerebro para registrar dolor) que pueden utilizarse en
investigación para intentar entender mejor la causa y el curso de la
fibromialgia, pero no se consideran de utilidad clínica.
OTRAS PRUEBAS DIAGNOSTICAS (AJENAS LA LABORATORIO)
En la evaluación de una persona con síntomas asociados a
fibromialgia puede realizarse un estudio electromiográfico (EMG), en el que se
evalúa el estado de músculos y de los nervios que los controlan.
En alguna ocasión pueden solicitarse pruebas de imagen
(por ejemplo, una resonancia magnética nuclear - RMN) para descartar alguna
enfermedad que tenga síntomas similares a los de la fibromialgia, como la
esclerosis múltiple.
TRATAMIENTO
Actualmente no existe un tratamiento que cure la
fibromialgia. Pocas personas alcanzan una remisión completa de los síntomas
aunque la mayoría aprenden a vivir con la enfermedad y son capaces de llevar
una vida relativamente normal. La fibromialgia no es incapacitante en sí misma
y no reduce la esperanza de vida de las personas afectadas. El tratamiento se
basa en cambios en el estilo de vida y en aliviar los síntomas. Los grupos de
apoyo y consejo pueden ayudar a sobrellevar los impedimentos físicos,
psicológicos, económicos y sociales que se derivan de esta enfermedad.
Para aquellas personas que lo puedan tolerar, se
recomienda realizar una pauta de ejercicio físico suave. El ejercicio aeróbico
regular y los estiramientos pueden ayudar a mantener una buena forma física
muscular, mejorar el sueño y disminuir el dolor y la rigidez. Hay que tener
especial cuidado cuando se empieza a realizar ejercicio puesto que un
sobreesfuerzo puede provocar brotes dolorosos. Reducir el estrés y limitar el
consumo de cafeína y alcohol también pueden hacer disminuir los síntomas.
El tratamiento farmacológico puede ofrecer, al menos a
corto plazo, una mejora de los síntomas incluyendo una disminución del dolor y
una mejora en la calidad del sueño. Se ha comprobado que los antidepresivos
tricíclicos son útiles en algunos pacientes, no por el hecho de que exista
depresión sino en relación al mecanismo de acción de estos fármacos a nivel de
cerebro. La pregabalina -un anticonvulsivante- fue el primer tratamiento
aprobado en Estados Unidos por la FDA (Food and Drug Administration) en el mes
de Junio del 2007. Los pacientes con fibromialgia deben mantener una relación
estrecha con el médico para acordar cual puede ser el mejor tratamiento. Lo que
funciona para una persona puede no funcionar para otra, y muchos afectados de
fibromialgia son especialmente sensibles a los efectos secundarios de los
fármacos.